domingo, 23 de enero de 2011

San Mamede again

Este domingo hemos disfrutado de una ruta preciosa por Chandreixa de Queixa con coronación de la cima de San Mamede, una vez más. Es la segunda vez que ruedo por estos lares en menos de un mes; la anterior ha sido para celebrar la Natividad del Señor en altura con una ruta con Portal de Belén y nieve incluida.

Hace ya unas semanas que estaba convocado a asistir, la invitación me llegó del Club DuasRodas de Ourense por varios medios: facebook, foros, email, incluso de "viva voz". No lo tenía muy claro mi asistencia, ya que hacía casi nada que tuviera la anterior ruta, y ya se sabe: repetir rutas muy seguidas se hace monótono.

Ahora bien, esta vez la elevada asistencia, con más de 25 convocados, hacía apetitosa la salida y amenizado por el desconocimiento total del trazado por donde rodaríamos, aunque también he de decir que ya me imaginaba por donde sería, y así fue, en realidad. Y como había zonas que no había rodado, pues el domingo pasado acepté la invitación durante una rutilla por Amoeiro. Soy de convencer fácil.

El punto de encuentro para partir era la Plaza de las Mercedes a las 8:00h, y como ya sabemos que grupos numerosos se retrasan algo más de la cuenta, quedé con Julio para me recogiese en mi casa a esa hora, cargar la bici y las mochilas para luego encontrarnos con el resto de grupo en la gasolinera a salida de Ourense quince minutos más tarde.

Aproximadamente, a la hora pactada, llegó el grueso de convocados, no se cuantos coches iban, pero al menos 10 vehículos íbamos en caravana, camino al desconocido punto de salida. La temperatura era baja, -2ºC y la previsión climatológica era día soleado con bajas temperaturas y viento moderado del norte. Pasamos Villarino Frio, Montederramo y luego por un carreterilla sinuosa en medio de la montaña, para llegar a un lugar sin casas donde dejamos los coches.



Salimos y…, “Ñooo!!!! Que frío!!!! Como sopla el aire”. Comento entre los amigos: “con este viento, hoy nos secaremos como los chorizos”. Configuro el GPS con la altitud de 919 m. y pongo en marcha la grabación del trazado. “Vaaaamoooossss, rápido que nos congelamos!!!” . Hora: 19:34. Una foto en grupo de la salida, y comenzamos a rodar carretera arriba con buena pendiente. El grupo, que es muy dispar, se empieza a estirar. Me quedo atrás haciendo fotos a los carámbanos, que maravilla. Es increíble la madre naturaleza las formas tan caprichosas que genera.

Avanzo hasta llegar al grupo de cabeza, detenido en la desviación a la izquierda para tomar ya la senda caminera por una pista sin complicación pero fuerte. El frio es fuerte y los pies ya están congelados, las manos recuperan tono. Iniciada la marcha nuevamente, vamos ascendiendo progresivamente hacia Paredes, dejando atrás al resto.

Minoramos la marcha en plena subida hasta detenernos al comprobar que no vemos a nadie detrás. Llevamos 5 km. y ya estamos a 1.217 m. de altitud. Después de esperar unos minutos, bajamos un cachín y comprobamos que el grueso del núcleo ya se acerca.







Seguimos subiendo con la misma pendiente, me detengo a hacer una foto a una placa de hielo con sus diferentes anillos formados por las congelaciones sucesivas de los últimos días, protegida del calor por la cumbre del Paredes. Son las 10:30 h. y esto acaba de empezar. A nuestra derecha una vistas muy majas, pero por detrás dejamos otras más impresionantes, con Manzaneda al fondo.

Bordeamos este vértice geodésico para seguir subiendo hacia el Pico Cruz do Covo, y una vez arriba, con 6,5 km. encima y a 1.350 m. de altitud nos moveremos los próximos 9 kilómetros entre las cotas 1.350 y 1.250, en un constante sube-baja. Ahora toca bajar un poco, esos 100 metros en una rápida bajada. Me detengo a tomar unas fotos, y otros integrantes también. En la torrentera del Corga do Marco se puede vislumbrar al sur las montañas del Parque do Invernadoiro.




Volvemos a reagruparnos y continuamos, hasta este momento seguíamos dirección oeste y ahora comenzamos a cambiar de rumbo hacia el sur. La pista esta vallada al margen izquierdo. Volvemos a cambiar el rumbo yendo nuevamente al oeste. Un fuerte repecho vuelve a estirar el grupo, por lo que nos detenemos en el km. 12 y aprovechamos a descansar y tomar un refrigerio. A partir de este punto, me es ya trazado conocido por haberlo rodado por primera vez con los Full Toxos de Vigo hace ya tres años.

Una vez reagrupados y descansados, continuamos nuestra marcha por una zona de arbolado. Vamos por la cara norte de la montaña y se nota, los pies siguen congelados y las manos empiezan también a enfriarse. Los cembos del camino se tiñen del blanco hielo. El viento cesa levemente por el abrigo de la montaña, algo es algo. La traza es magnífica, la conozco casi perfectamente por las veces que ya rodé por este tramo. A la derecha dejamos la subida del Bidueiral, una ascensión en camino real muy asequible y majo, también catado por mis neumáticos y los de Julio.





Un poco más allá dejamos el bosque y se nos aparece delante de nosotros el valle de Maceda, perfectamente limpio de niebla, soleado y con una visibilidad perfecta. Allá abajo, Maceda y a la izquierda y un poco más adelante el montículo de Os Milagres do Medo. Sencillamente magnífico. Hacemos unas fotos, nos reagrupamos y continuamos. Pasamos también por el punto donde hacía un mes nos hicimos la foto con el Belén en medio de la nieve.



Giramos a la izquierda para descender perdiendo sobre 100 metros de cota. Vamos dirección sur, el frio sigue siendo intenso, a pesar de estar en la cara buena de la montaña. La bajada es buena con algún surco y complicación salvable, con excepción de alguno que volteó por encima de la bici. Comprobado que no se hizo daño, sigo descendiendo después de hacer unas fotos.


Una vez abajo, nos detenemos en una encrucijada. Si seguimos de frente, bajamos hacia la casa forestal o refugio Coudillo, pero nuestro camino va hacia arriba, por lo que giramos a la izquierda y seguimos de frente, dejando el camino que baja a la derecha que lleva también a la casa forestal por otro camino más sinuoso que el anterior y que también conozco.




Son las 12:05 h, llevamos 19,5 km. y estamos a 1.290 m. de altitud y a partir de este punto empieza la larga subida sin tregua hacia San Mamede. Los primeros 500 metros se hacen llevaderos, yendo por una pista vallada a nuestra derecha, con vistas todo el rato del valle de Maceda, mientras comprobamos como es de sinuosa la subida desde la casa forestal, que la vemos allá abajo. Una curva a la izquierda nos lleva a un paso canadiense, donde nos detenemos nuevamente para reagrupamos. El frio aumenta por el fuerte viento. Estamos ya a 1.363 m. de altitud.






Son las 12:15 h. y llevamos recorridos 20,5 km. y aun nos queda lo peor. El frio va en aumento por el intenso viento que nos azota, estar mucho tiempo detenidos supone enfriarnos en demasía. Reanudamos la marcha, hay que esforzarse y mucho. Tranquilamente pero sin pausa vamos subiendo, nos estiramos y al poco el grupo se vuelve a desgajar en innumerables elementos. Una "zeta", molinillo, firme blando, no hay más piñones que subir. Esto se pega al suelo que da gusto. 1.438 m. Rodeamos un collado rocoso, mantener la cadencia de pedaleo es fundamental, 1.492 m. Además, según se asciende y se carece del abrigo de la montaña, el viento parece arreciar aún más.



"¿Y la cruz, donde está?. No me digas que el último vendaval la tiró, joer!!! que mal!!!". Sigo subiendo, nadie delante y nadie detrás. Esto va muy estirado. Paso al lado de un collado y al girar en el recodo, fuera del abrigo de la montaña, el viento se hace insufrible, de tal forma que te hace bandear, casi hasta tirarte. Y aunque ahora atravesemos un "falso llano" es necesario seguir en molinillo.

Una visión me alegró el interior, parece que consigo más fuerza: "Ahhh!!!! ahí está!!!". La cruz se alza majestuosa sobre el impresionante roquedo a la izquierda del camino. Es increíble cómo minutos antes, al no encontrar la referencia de la cruz, el ánimo decae, el trazado se hace más duro y al re-encontrarla nuevamente, vuelves a tener referencias y las fuerzas las recuperas del fondo de tu ser. Sencillamente increíble.



A parte de la cruz ya se vislumbra la cima de San Mamede, ahí al lado casi al frente a la derecha, oculta antes por los collados. Me detengo a tomar unas fotos, llevo 22,6 km. y estoy a 1.560 m. de altitud. Según contemplo el paisaje observo que van llegando más bikers en microgrupos y otros de forma aislada. Les hago unas fotos según se acercan y me rebasan y ya continuo que ya no queda nada hasta el refugio.



Ahora la pendiente parece más benévola, pero no es así, es el efecto del minidescanso. Cuando llego compruebo que están casi todos dentro ateridos de frio, y no es para menos con le "moderado" viento que hace a estas alturas y reponiendo fuerzas a base de barritas y chocolate. Por mi parte, una pieza de fruta y el Toblerone, un autentico aporte energético chocolatero.




Van llegando el resto de integrantes de la expedición y, claro está, van entando en el refugio. A punto de petar, decido salir afuera a tomar un poco el solcete protegido por la estructura del refugio, mientras compruebo como llegan los últimos bikers, se les está haciendo algo duro.

Al cabo de un rato, decidimos continuar y la mitad de nosotros coronamos hasta la ermita de San Mamede, para hacer unas fotos. Estar allí y no coronar, es tontería. El GPS marca los l.623 m. de altitud y de travesía tan solo 23,6 km. con un acumulado de 1.079 m. que ya está bien en ese kilometraje.

Lo más difícil ya estaba hecho, ahora, salvo unas pequeñas rampas, toca bajar hasta los coches. La traza sigue hacia el surdeste encarando el parque do Invernadoiro, con sus preciosas montañas a la vista. Me detengo a tomar más fotos en varias partes del trazado. Vistas espectaculares, siempre me ha gustado este Parque, y aún no he ido, y eso que tengo diseñado ya una ruta por él, por la zona permitida al público.



En un giro a la izquierda nos volvemos a reagrupar para iniciar el largo descenso hasta el río, donde en el kilómetro 28 la pendiente se hace más fuerte y descendemos rápidamente. En un recodo de la bajada, punto kilométrico 29, vuelvo a detenerme para hacer una fotos. Los compinches siguen bajando como enrabiados, excepto los últimos que tambien van más despacio para contemplar el paisaje. La verdad es que merece la pena bajar tranquilo.


Me llevo una sorpresa al comprobar que están todos esperando unos 500 metros más allá. Todos?, todos no!!!

Tres elementos están arriba en un cortafuegos, uno descendiendo a toda mecha (Cantón), otro en la cima (Toby) y uno más ascendiendo empujando la bici (Adrián) para deleitarse de tamaña bajada, mientras el resto contemplamos la extrema pendiente del descenso. Llega Cantón, mientras Toby empieza a descender, y Adrián sigue su cruz cara arriba. Esperamos y cuando llega a la cima, comienza un descenso tan vertiginoso que tardó casi la mitad menos que ellos en llegar a la base.

También cierto es que reconocieron que la pendiente "acojonaba" allá en lo alto. Además el firme no ayudaba nada, piedra pizarrera suelta que como te vayas de "manos" no hay quien te salve y con esa pendiente no paras hasta llegar abajo.





Dimos la voz de arranque y me quedo rezagado con un pinchazo del amigo Gil, bombea aire con mi bombín y continuamos a ver si sella solo el pinchazo. El descenso se hace también por piedra muy suelta, pizarrera con unas zetas de un lado a otro. Este tramo ya lo conocía de la visión del ordenador y el googleEarth en 3D cuando se preparó la ruta con los Full Toxos, bromeamos en subir por las zetas.



Los frenos se resienten y los brazos se "notan", la bicicleta se queja también con tanto traqueteo, pero como bien enseñada que está, obedece dócilmente y me baja hasta el río donde volvemos a reagruparnos. Seguimos y llegamos a A Ferrería, una granja de animales, que la atravesamos para una vez allí ir ya, río abajo, por la vega del Queixa. Precioso paraje con el sonido del agua a nuestro lado y con placas de hielo en medio del camino, si bien parcialmente descongeladas, embarrando el firme y ensuciando las bicis como colofón de la ruta.



Mientras avanzábamos recordé un viejo proyecto inconcluso desde hace tiempo, comentándolo con Julio: seguir con mi GR-56 Transourensan particular, nos habíamos quedado en San Mamede y el siguiente trozo ya lo había recorrido con otras rutas. Ahora quedaba seguir precisamente por la vereda por la que íbamos en este momento, para luego continuar por la margen derecha del embalse de Chandreixa hacia Manzaneda.

Justo antes de los coches, un último repecho que hubo que poner todo en el asador, 250 metros de distancia que hicieron sufrir a más de uno, tanto por los kilómetros acumulados en las piernas como lo pegajoso del terreno que dificultaba el pedaleo. Al llegar a la cima, los coches estaban a 100 metros más abajo.

Rápidamente, las bikes al porta-bicis y nosotros a cambiarnos de muda, nos secamos con las toallas que llevábamos, y tengo que decir que aunque no teníamos duchas, disponíamos de un maravilloso río al lado donde asearnos un poquito. Si bien, ningún valiente se atrevió a tal osadía. También es verdad que no noté olor a choto alguno durante la comida.


Una vez todos en sus coches, atravesamos el Queixa y seguimos por una bella carretera de la Galicia Profunda hasta el pueblo de Chandreixa de Queixa, donde una vez allí degustamos de todo lo que nos puso Gerardo, el regente. A saber: unos callos con garbanzos de muerte, unas habas espectaculares, un poderoso caldo gallego que no perdoné, para seguir con corzo, jabalí, pero al ver las androias, mis ojos hicieron chiribitas sólo con verlas. Todo regado con unos tintorros, en mi caso mezclados con gaseosa que el cuerpo necesita líquidos. Acabamos con un flan como la rueda de un carro, cafés y "herbas con mel". Y menos mal que no llevé yo el coche.

Para rematar, quiero dar las gracias al Club DuasRodas por la ruta, especialmente a Cantón y Adrián por ser los encargados de la organización, estando siempre ambos muy pendientes de todo el mundo, especialmente los nuevos, tanto durante la ruta como en la comida, así como de la magnífica elección del restaurante para yantar.

Todas las fotos en mi Picasa y en el Picasa del DuasRodas.



SALud

lunes, 10 de enero de 2011

La obsolescencia programada

Obsolescencia, término ecónomico que viene a ser la pérdida de valor de las máquinas, no por el uso de las mismas, sino por la aparición de nuevas que mejoran el rendimiento y productividad de las antiguas.

Esta palabreja, solo utilizada en el ámbito económico, fue introducida al acervo cultural popular en los años 80 por el político y excelente orador Felipe Gonzalez, primer socialista en ser Presidente del Gobierno español en la actual Monarquía Parlamentaria.

Hoy día, esta palabra es ampliamente utilizada en el día a día y vuelve a tomar pujanza con las últimas noticias de algo que ya sabíamos, pero que no estaba constatado: la obsolescencia programada y obsolescencia obligatoria.

Quien no ha comentado que los electrodomesticos, los coches y otros artefactos modernos, NO duran lo que los antiguos. Todos conocemos a alquien que haya dicho "esta lavadora lleva con nosotros veinte años, las de ahora ya no duran tanto" y nuestros padres siempre comentaban "ya no se fabrican las cosas como antes".

Pero del "ya sabía" al verlo demostrado en un documental con todo detalle solivianta a cualquiera. En la era tecnológica está todo diseñado para que dure poco, especialmente las baterías y las bombillas. Está estipulado por el fabricante el periodo de vida útil para que volver hacer un inversión en el cacharro, ya que es más barato cambiar de equipo que repararlo (si es que hay repuesto).

En un principio una corriente sugería una obsolescencia obligatoria, durante la Gran Depresión del 29, que intentaba con la renovación "obligada" de los equipos favorecer la venta de productos para que las empresas no cerrasen gracias a esa necesidad de consumo por parte de los usuarios, de forma que aumentase el empleo y favorecer así el consumo nacional.

A priori, ésta fue una idea que no tuvo mucho éxito, sin embardo décadas después los fabricantes al adoptaron, no como obligatoria para salir de una recesión, sino como "programada" para seguir vendiendo más y más, con fines completamente capitalistas de obtención de beneficio. Crecer y crecer es lo que se pretendía.

Esta idea adoptada por el sistema capitalista no rezó en las economías socialistas, completamente planificadas, si bien con desajustes de mercado e ineficientes. Las prioridades de las economías socialistas eran bien distintas por lo que forzar una obsolescencia no tenía sentido. Así, los electrodomésticos, coches, bombillas y demás aparatos duraban mucho más los realizados en el mundo occidental, aunque fueran más tocos. Una vez caidas estas economías, las prioridades de producción cambiaron y las ineficiencias provocaron su cierre.

Actualmente, además de la obsolescencia programada, el avance de las nuevas tecnologías hacen que nosotros mismos tengamos una obsolescencia consumista.

Repasemos un poco el mundo que nos rodea en un pais desarrollado: hoy por hoy, el teléfono celular o móvil es algo con que convivimos todos los días, se ha convertido en algo indispensable en nuestra vida como el reloj o las llaves de casa. Si bien podemos comprobar que muchas veces ya no lo usamos como un simple teléfono, se ha convertido en una cámara de fotos o de vídeo, así como un reproductor de música, GPS, agenda electrónica, etc.

Así vemos en nuestro entorno con qué rapidez se cambiamos de celular porque simplemente el que ya tenemos se queda obsoleto al no tener GPS o agenda electrónica, o simplemente Radio FM. Ante esa nueva oferta de servicios de los nuevos terminales, o incluso la mejor la visibilidad o tactibilidad de la pantalla, abre el "apetito" consumidor provocando la obsolescencia consumista de nuestro teléfono.

Nos entra la necesidad imperiosa de conseguir el aparato de última generación a cambio de un contrato de permanencia más los puntos que genera nuestro consumo telefónico y un módico precio de 60-100 euros, incluso más.

Otro ejemplo, los GPS Outdoor para actividades de ocio-trekking-cycling, los propias fabricantes lanzan al mercado productos nuevos con servicios novedosos muy útiles para el usuario que muchas veces podrían implantar en los antiguos aparatos, al ser tan sólo una cuestión de software. Cuantas veces nos han dejado tirados con el lanzamiento de un modelo y a los tres meses lanzan otro mejor, y luego otro y otro.

Pongo el caso de mi GPS Colorado: un modelo que a los dos años se dejó de comercializar, curiosamente con una mejor visibilidad y manejabilidad que el nuevo que lanzaron (Oregón). Ahora la actualización del software es muy escasa, solo implementando nuevos servicios que suponen un desembolso económico como el BirdEye.

Cual es el coste real de una unidad de este tipo. No lo se, pero debe ser muy pequeño y os cuento mi caso. Lo adquirí en 2008 en USA y muy pronto empezó a dar "falsos" problemas con el módulo de la altimetría-temperatura-presión barométrica, bloqueando a su vez la rueda del menú. Lo envié al SAT de España y lo cambiaron sin problema. Terminada la garantía, el nuevo equipo volvía a dar los mismos "falsos" problemas. Tuve varios correos y llamadas telefónicas con el SAT y al final se cerraban en banda, sugerían que solicitase una RMA, enviarselo y ellos me mandaban otro nuevo, con una valoración de 150€ (gastos de envio incluidos).

Al final, tras consultar foros ingleses llegué a la conclusión que los falsos problemas eran eso, falsos. El problema estaba en el socket del USB que al tener tierra o restos de piedrillas provocaba falsos contacto entre los "pin" del socket generando errores en el GPS, como si quisiese conectar un accesorio no compatible.

Eso se resume en que si estuviera en garantía, me podrían enviar otro nuevo, o dos más si fuese el caso, y tan siquiera sin investigar la causa del fallo. Así recapacito en cuanto puede costar una unidad GPS de este estilo para que el fabricante lo cambie sin problemas por uno nuevo sin arreglarlo. Mejor no pensar mucho.


Volviendo al tema encabeza esta entrada, surge otro problema: qué hacer con los residuos tecnológicos. Tanto consumo y tanta renovación de equipos, los usados se reciclan comercializándose en terceros países con un menor desarrollo tecnológico, pero aquellos que son realmente inservibles no se pueden "colocar" para su uso, pero sí enviarlos como basura tecnológica, altamente tóxica, a países del Tercer Mundo a cambio de cánones y billetes, convirtiendo estas naciones en verdaderos basureros sin control. Es impresionante ver las imágenes de Ghana y comprobar en lo que se ha convertido.



SALud

lunes, 3 de enero de 2011

Ley del Humo - Sensaciones nuevas

Sensación rara fue la que sentí este lunes, cuando fui a tomar un café-refrigerio a media mañana. La cafetería donde habitualmente acudo estaba inusualmente sin ese ambiente ahumado con clientes con cigarro en mano y café en otra, mientras yo suelo pacientemente mi periódico en la barra.

A veces hasta tenía que apartar la cabeza para evitar inhalar la gigantesca bocanada de humo procedente de la garganta del compañero de barra más próximo, sin gran éxito por mi parte.

Así todos los días, uno tras otro de la jornada laboral. Despues, en esos ratos de ocio que implican irse de tascas, tapas o como quieran llamarlo, que estando en Galicia y, en general en la zona norte del pais, es algo muy común, no te quedaba más remedio que ir a las tabernas llenas de humo con personas que encendían un cigarro tras otro, sin control, por pura inercia mientras tapeabamos acompañados con alguna bebida tonificante rodeados de esa nieblilla imperceptible de humo.

Ver a los empleados de las empresas, comercios en la calle pasando frío y penurias climatológicas era una imagen que ya estabas acostumbrado, al ser grupos pequeños, incluso individuos. Si bien lo que sí me parecía esperpéntica era la imagen de las puertas de los hospitales, atiborradas de un gentío solitario con cigarro en mano y compuesto de profesionales sanitarios, visitantes e incluso, si los dejasen, de pacientes internados.


Esta era la situación hasta este domingo, antes de eso, la inexistencia de regulación hacía posible que en mi trabajo, siendo seis personas en un pequeño local de cara al público, cinco fumasen y no en cantidades moderadas, y ya sin contar a los clientes fumadores. Llegaba a casa y lo primero que hacía era colgar la vestimenta en una percha al aire libre durante toda la tarde y noche para que se ventilase. Por la noche notaba la carraspera de garganta por las grandes dosis de humo inhalado procedente de los cigarros de mis compañeros.

Los locales de marcha sin regulación alguna, ancha es Castilla. Despues de las salidas nocturnas, era preciso una ducha antes de entrar en cama, la ropa utilizada durante la noche yacía tirada en el balcón esperando la lavadora al día siguiente. Así fui dejando progresivamente las salidas nocturnas, cada vez me gustaba menos, y ya no solo por el humo del tabaco.

Con la laxa ley del tabaco de 2005 relacionada con los locales de hostelería, considero que el legislador o tuvo miedo al sector por las elevadas presiones o creyó que una parte significativa del mismo elegiría mantener su local libre de humo. En cualquier caso, los hosteleros se aferraron al humo del tabaco, aduciendo grandes retrocesos de sus ingresos por las futuras pérdidas de clientes de aquellos que se decantarían a favor de los locales con la permisión de fumar.

Así desde el 2005 la ley del tabaco no supuso grandes cambios en la hostelería, solo en aquellos locales con más de 100 metros cuadrados, más comunes en el apartado de la restauración, pero en el pequeño bar, tasca, taberna no supuso nada, ni inversión alguna con la excepción del cartel donde reza "En este local se puede fumar".


Con la nueva ley del tabaco, el legislador ha sido más valiente y ha eliminado esas imágenes deplorables a la entrada de los hospitales, ha preservado la salud de los profesionales del sector hostelero y no sólo ha protegido la salud de todos, sino que tambien nos ha dado un poco más de libertad. Y digo libertad, si, ha preservado la libertad del "no fumador" de poder eligir , porque...

...si a mi me gusta tomar un buen café por la mañana, ¿por qué tengo que tomar un café torrado en la única cafetería del pueblo donde no se puede fumar porque además es panadería y confitería?
...si a mi me gusta ir de tapas con los amigos, ¿por qué tengo que tomar siempre las aceitunas en el único bar libre de humo en mi ciudad?
...si a mi me gusta ir a tomar a buena cerveza, ¿por qué tengo que resignarme con una cerveza mediocre en el mismo bar libre de humo de mi ciudad?
...si a mi me gusta acudir a un tranquilo cafeto bohemio con música jazz de fondo, ¿por qué tengo que aguantar el bullicio de los chiquillos correteando por el mismo bar libre de humo de mi ciudad?

Estos días leo con estupor los comentarios de los fumadores, alegando que debería haber bares para fumadores, y yo me pregunto ¿y donde han estado todo este tiempo atrás los bares para no fumadores? ¿que elección teníamos nosotros? Incluso he leido un comentario de un empresario de hostelería que defendía el poder fumar y alegaba algo tan absurdo como que si el camarero no quiere estar en un local con humo, podía buscar otro trabajo. ¿Pero en que pais vivimos?

Ahora se sienten perseguidos, y cómo creen que nos sentíamos nosotros, los no fumadores, que durante décadas hemos estado sufriendo estoicamente en nuestros momentos de ocio el ataque continuo del humo.

Maravillosas sensaciones cada vez que entro en los locales que suelo frecuentar y no acabo ahumado como el salmón o el jamón.



SALud