Etapa 2: Almaden de la Plata - Zafra

Los bicigrinos ya estan en Zafra, alguno con mas pena que gloria, pero aquí estamos.

Hemos descansado mejor, pero seguimos escasos de sueño y eso se paga.

Desayunamos buscando una cafeteria con zumo de naranja, pero ninguna tenia, que le vamos a hacer! Lo curioso es que es zona de muchos naranjos.

Eso hizo que nos retrasaramos en la salida, así como una pérdida temporal de un guante, teniendo que ir en su búsqueda. Al final conseguimos finalizar la etapa de hoy en torno las 9 de la noche, ya que fue una etapa muy larga (85 km).

Preguntamos si se podia pasar por la finca Arroyo Mateos y todo el mundo decia que estaba cerrado y que fueramos por la carretera. Otros bicigrinos que vimos, todos absolutamente todos, siguieron por la carretera.




Nosotros nos limitamos a seguir las flechas amarillas y, por por tanto, salimos de Almaden por la Plaza de toros, como indica la guia de la Asociacion de Amigos de Sevilla.

Por esta senda, muy bella que incluso se pasa al lado de unas chumeras, entramos en una finca privada y llegamos a la Casa de la Postura, una bella construcción de color ocre, típico cortijo andalúz.







Aun dentro de la finca, subimos al Cerro del Covacho con unas vistas majas del paisaje típico sevillano. Se sale atravesando su cancela y llegamos al miliario moderno donde tienes que elegir, seguir hacia la finca Arroyo Mateos o proseguir por la carretera.

Despues de consultar las notas, Ricardo me pregunta por donde ir y los dos estabamos pensando lo mismo: seguir hacia el arroyo, a ver qué pasa. En este punto ya se observa el borrado de las flechas indicadoras por el trazado original.

Avanzamos y al cabo de poco llegamos a una casa de labor con cerdos ibericos con una bifurcacion, de frente se ve una encina con una cruz indicando camino erróneo y a la izquierda nada. Quedamos alli pensando por donde tirar.

En esto llega el cuidador de la casa y nos informa que de frente no hay paso, que por alli se va la puerta de la finca, pero tiene 2 metros de altura. Nos recomienda seguir por la izquierda que es el camino y muchos otros van andando por ahí, y que ademas un poco más allá está indicado con flechas.

Dubitativos y una vez marchado el informador, decidimos acercarnos hasta la entrada de la finca para comprobar la calidad de la información y ciertamente una alambrada de 2 metros, sin pinchos, rodea la finca. La inspeccionamos y no vimos punto débil alguno. O la saltamos a lo bestia o nos damos la vuelta.



Fieles al lema "siempre avanzar y no dar marcha atrás": nuestros héroes bicigrinos DECIDEN SALTAR: salta primero Ricardo, y yo desde fuera levanto las bicis y las "hacemos saltar". La de Ricardo con alforjas y todo. Mis alforjas las suelto y pasan volando de un lado a otro de la valla. Ahora me toca a mi, salto y ya estamos todos dentro. Un bicigrino solo, no podria saltar, es necesario ayuda.














Ahora empieza la aventura, hasta el propio Ricardo habla en susurros (será para que no nos oiga el guarda?). Como no hay flechas seguimos el track. Rodar por la finca tiene algo especial, una mezcla entre lo bonita que es y el morbo que genera la prohibicion de peregrinar por ella.

Dentro de la finca un cervatillo se nos queda mirando en lontananza. Bajamos con mucha pendiente hasta pasar al lado de la caseta del guarda, seguimos bajamos al arroyo. Hay que pasar por entre dos torretas de alta tensión allá arriba, por lo que hay que volver a subir, mientras el sol aprieta. La pendiente es elevada.

Vemos signos que nos indican que no somos los únicos peregrinos que saltamos: de vez cuando se ve alguna flecha furtiva hecha con piedras o en un troco de un árbol. A partir de la mitad de la finca se vuelven a encontrar flechas, síntoma que los dueños ya no se han molestado en borrar. Por cierto NO hemos visto toros dentro.

Llegamos a la cancela de salida, que estaba completamente vencida por un lado y ni se han molestado a reparar, la atravesamos y una vez fuera, despues de un grito de júbilo, una sensación de alivio. Sin embargo fue dura y nos "bregó" en exceso.

Continuamos y por pistas terreras anchas y en bajada, llegamos a la encina de J.L. Salvador para entrar en subida al Real de la Jara, con su castillo del siglo XIII.














Despues de esta subida, decidimos hacer una parada técnica en el Real de la Jara, para repostar y echar carburante de bocata jamonero. El cansancio acumulado obliga a recuperar para poder afrontar la dura subida a Monesterio.













Una vez dejado El Real, pasamos un arroyo y acto seguido otro castillo, llamado de las Torres. Continuamos en ascenso constante hasta que llegamos a la carretera de Llerena. Una vez aquí nos desviamos estratégicamente a la izquierda y poder degustar en la Venta del Culebrín uno de los mejores bocatas jamoneros, pero Ricardo no hace comentario alguno de tal exquisitez. EEEHHHH¿?¿? Algo pasa??

El tramo entre la Venta y Monesterio se hace por carretera con una subida dura al puerto. Ricardo empezaba a flaquear. Llegamos arriba y los sintomas aumentaron: pidio un bocata de tortilla francesa y ademas no lo acabó. Me empezo a preocupar. Ya son dos señales de alarma.














Desde Monesterio es un sube-baja constante picando para abajo, pero esto hizo romper a Ricardo. Iba todo el rato a su lado y pendiente de él y al final a 4 km de Zafra, en Puebla de Sancho Perez me sugirio ir por carretera. Por supuesto, acepté sin dilación.



Ducha, colada, cena y Ricardo se va a descansar mientras yo escribo este tostón.

Un saludo, Ignacio el bicigrino calan, y de Ricardo, el bicigrino conderg.