sábado, 6 de septiembre de 2008

Etapa Campillo de Dueñas - ...

Me levanto despacio, recojo la colada y aprovecho a planchar la única camiseta aún húmeda. Desayuno fruta que tenía de ayer.

Tengo una sensación rara que empezó ayer noche, y la verdad es que por momentos la soledad cala muy hondo, dando más importancia, o mejor dicho, te das cuenta que tus seres queridos están a 800 km del lugar, lejos de uno, y se echa de menos el ruido de los tuyos, su caminar, el sonido de las puertas, los gritos por alguna riña entre Agueda y Lucía, la mirada de la jefa, su sonrisa, sus ojos,...

Y ahí estaba yo, preparando el día siguiente y escribiendo la crónica de la jornada de ayer en una casona solo para mi, sin más sonido que mi propia respiración y el silbar del fuerte viento.

Inicio y el extremo viento ha cesado y en su lugar hay unos nubarrones negros como mis pecados, así que dejo las prendas de lluvia a mano.







Voy por carretera hacia La Yunta para luego dirigirme a Molina de Aragón. En un momento atajo por camino, comienza a llover y me detengo para poner el chuvasquero. Hace un frío de pelotas. La lluvia arrecia y a veces no tengo visión clara con las gafas empañadas. Pero... ¿no había dicho la asamblea de majaras que lloveria por la tarde??? JOER!!!!








La lluvia cede por momentos y para volver con fuerza. La leche!!! Llego a Molina por la carretera al lado del castillo, fotos varias. A la entrada me encuentro a una pareja de cicloturistas guipuzcoanos, que están recorriendo la zona a su aire. Están dejando el pueblo. Alegria de ver por lo menos a algún ciclista.





Callejeo por Molina sacando fotos, totalmente aterido de frío. Estoy empapado por fuera y por dentro: el chuvasquero totalmente impermeable es intranspirable.














Entro en una cafetería y me tomo una colacao bien caliente con algo de bolleria. Vuelve a arreciar y me tomo un respiro grande en la cafetería.

Sigue diluviando y tengo necesidad de salir, el tabaco del local se me está impregnando. Espero un poco y en un momento de menor intensidad, salgo y me dirijo a la Oficina de Turismo. Me sellan y solicito información sobre alojamientos con la intención de cerrar la etapa aquí, con 22 km recorridos.

Busco uno concreto, pero es muy antiguo y una vecina que le tiene aprecio a los gallegos, me recomienda uno nuevo a lado del Puente románico. Llego y está cerrado, hay que llamar por teléfono, así que decido ir a comer bien calentito y después decidiré qué hacer, ya que la lluvia en ese momento es pausada y fina, no aquel diluvión.

...sigue en otra entrada...

2 comentarios:

eliseo dijo...

Venga Calan que yo se bien que las inclemencias temporales no pueden contigo, eres un crak y es emocionante leer tus cronicas. Espero a tu regreso a tierras Ourensanas para tomar una cervecita contigo y cuentes en persona esta gran aventura.

Cuidate mucho.

Sebas dijo...

Ánimo Ignacio, que seguro que viene bien tomarse un día de descanso.
Espero que mañana te acompañe el tiempo y si no, hay que mojarse.

Un abrazo mio y besos de Toñi.