lunes, 10 de enero de 2011

La obsolescencia programada

Obsolescencia, término ecónomico que viene a ser la pérdida de valor de las máquinas, no por el uso de las mismas, sino por la aparición de nuevas que mejoran el rendimiento y productividad de las antiguas.

Esta palabreja, solo utilizada en el ámbito económico, fue introducida al acervo cultural popular en los años 80 por el político y excelente orador Felipe Gonzalez, primer socialista en ser Presidente del Gobierno español en la actual Monarquía Parlamentaria.

Hoy día, esta palabra es ampliamente utilizada en el día a día y vuelve a tomar pujanza con las últimas noticias de algo que ya sabíamos, pero que no estaba constatado: la obsolescencia programada y obsolescencia obligatoria.

Quien no ha comentado que los electrodomesticos, los coches y otros artefactos modernos, NO duran lo que los antiguos. Todos conocemos a alquien que haya dicho "esta lavadora lleva con nosotros veinte años, las de ahora ya no duran tanto" y nuestros padres siempre comentaban "ya no se fabrican las cosas como antes".

Pero del "ya sabía" al verlo demostrado en un documental con todo detalle solivianta a cualquiera. En la era tecnológica está todo diseñado para que dure poco, especialmente las baterías y las bombillas. Está estipulado por el fabricante el periodo de vida útil para que volver hacer un inversión en el cacharro, ya que es más barato cambiar de equipo que repararlo (si es que hay repuesto).

En un principio una corriente sugería una obsolescencia obligatoria, durante la Gran Depresión del 29, que intentaba con la renovación "obligada" de los equipos favorecer la venta de productos para que las empresas no cerrasen gracias a esa necesidad de consumo por parte de los usuarios, de forma que aumentase el empleo y favorecer así el consumo nacional.

A priori, ésta fue una idea que no tuvo mucho éxito, sin embardo décadas después los fabricantes al adoptaron, no como obligatoria para salir de una recesión, sino como "programada" para seguir vendiendo más y más, con fines completamente capitalistas de obtención de beneficio. Crecer y crecer es lo que se pretendía.

Esta idea adoptada por el sistema capitalista no rezó en las economías socialistas, completamente planificadas, si bien con desajustes de mercado e ineficientes. Las prioridades de las economías socialistas eran bien distintas por lo que forzar una obsolescencia no tenía sentido. Así, los electrodomésticos, coches, bombillas y demás aparatos duraban mucho más los realizados en el mundo occidental, aunque fueran más tocos. Una vez caidas estas economías, las prioridades de producción cambiaron y las ineficiencias provocaron su cierre.

Actualmente, además de la obsolescencia programada, el avance de las nuevas tecnologías hacen que nosotros mismos tengamos una obsolescencia consumista.

Repasemos un poco el mundo que nos rodea en un pais desarrollado: hoy por hoy, el teléfono celular o móvil es algo con que convivimos todos los días, se ha convertido en algo indispensable en nuestra vida como el reloj o las llaves de casa. Si bien podemos comprobar que muchas veces ya no lo usamos como un simple teléfono, se ha convertido en una cámara de fotos o de vídeo, así como un reproductor de música, GPS, agenda electrónica, etc.

Así vemos en nuestro entorno con qué rapidez se cambiamos de celular porque simplemente el que ya tenemos se queda obsoleto al no tener GPS o agenda electrónica, o simplemente Radio FM. Ante esa nueva oferta de servicios de los nuevos terminales, o incluso la mejor la visibilidad o tactibilidad de la pantalla, abre el "apetito" consumidor provocando la obsolescencia consumista de nuestro teléfono.

Nos entra la necesidad imperiosa de conseguir el aparato de última generación a cambio de un contrato de permanencia más los puntos que genera nuestro consumo telefónico y un módico precio de 60-100 euros, incluso más.

Otro ejemplo, los GPS Outdoor para actividades de ocio-trekking-cycling, los propias fabricantes lanzan al mercado productos nuevos con servicios novedosos muy útiles para el usuario que muchas veces podrían implantar en los antiguos aparatos, al ser tan sólo una cuestión de software. Cuantas veces nos han dejado tirados con el lanzamiento de un modelo y a los tres meses lanzan otro mejor, y luego otro y otro.

Pongo el caso de mi GPS Colorado: un modelo que a los dos años se dejó de comercializar, curiosamente con una mejor visibilidad y manejabilidad que el nuevo que lanzaron (Oregón). Ahora la actualización del software es muy escasa, solo implementando nuevos servicios que suponen un desembolso económico como el BirdEye.

Cual es el coste real de una unidad de este tipo. No lo se, pero debe ser muy pequeño y os cuento mi caso. Lo adquirí en 2008 en USA y muy pronto empezó a dar "falsos" problemas con el módulo de la altimetría-temperatura-presión barométrica, bloqueando a su vez la rueda del menú. Lo envié al SAT de España y lo cambiaron sin problema. Terminada la garantía, el nuevo equipo volvía a dar los mismos "falsos" problemas. Tuve varios correos y llamadas telefónicas con el SAT y al final se cerraban en banda, sugerían que solicitase una RMA, enviarselo y ellos me mandaban otro nuevo, con una valoración de 150€ (gastos de envio incluidos).

Al final, tras consultar foros ingleses llegué a la conclusión que los falsos problemas eran eso, falsos. El problema estaba en el socket del USB que al tener tierra o restos de piedrillas provocaba falsos contacto entre los "pin" del socket generando errores en el GPS, como si quisiese conectar un accesorio no compatible.

Eso se resume en que si estuviera en garantía, me podrían enviar otro nuevo, o dos más si fuese el caso, y tan siquiera sin investigar la causa del fallo. Así recapacito en cuanto puede costar una unidad GPS de este estilo para que el fabricante lo cambie sin problemas por uno nuevo sin arreglarlo. Mejor no pensar mucho.


Volviendo al tema encabeza esta entrada, surge otro problema: qué hacer con los residuos tecnológicos. Tanto consumo y tanta renovación de equipos, los usados se reciclan comercializándose en terceros países con un menor desarrollo tecnológico, pero aquellos que son realmente inservibles no se pueden "colocar" para su uso, pero sí enviarlos como basura tecnológica, altamente tóxica, a países del Tercer Mundo a cambio de cánones y billetes, convirtiendo estas naciones en verdaderos basureros sin control. Es impresionante ver las imágenes de Ghana y comprobar en lo que se ha convertido.



SALud

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