domingo, 1 de enero de 2012

Costiña de Canedo por Año Nuevo

Hoy me levanté con la intención de acompañar a Saturnino González en su tradicional subida de la Costiña de Canedo, vestido de camarero con una bandeja con 12 copas de cava, una por cada mes del año, y brindar por el Año Nuevo.

Pasadas las 12 estaba ya en la base de la Costiña. El punto de salida es el tunel del FFCC. Ya había gente concentrada: senderistas, corredores, ciclistas de montaña, ciclistas de carretera y algunos curiosos y amigos de los participantes, así como unos trabajadores de Auria TV.

Allí me encontré a conocidos de los caminos, empleados de tiendas de bicis, a algunos integrantes del CC O Trocado, a los que me di a conocer. Tambien estaba el “Pesca” para lanzar el cohete de salida y subir después en bici. Vaya, y lo más curioso: este año Saturnino dejó aparcada la bicicleta y la bandeja de copas y tenía pensado subir corriendo.

Aldabonazo de salida a las 12:30 y todos a correr, pedalear y caminar. La subida después de Noche Vieja se las trae. Estuve destilando toda la bebida y haciendo aun la digestión de la noche anterior.



Los corredores empiezan con mucha fuerza saliendo primero. Salí en el último tercio de la parrilla. Me adelantó Nacho con su perra. Nos saludamos y charlamos un poco hasta que él siguió más fuerte.

Comencé a adelantar a los corredores menos experimentados y a algunos ciclistas. Las pulsaciones enseguida se pusieron a tope, en muchas ocasiones por encima del 95% del máximo y chivadas todo el rato por el Sportiva. Debía bajarlas así que minoré el ritmo pero aun así, no bajaban mucho. Tanto bajé que algunos corredores que había pasado, me adelantaban ahora a mi. Jejeje

A media subida, algunos participantes iban ya andando dado la dureza de la subida, mientras yo a ritmín todo “parriba”. En el último tramo de la subida, dudé si tomar un caminín que parte a la izquierda atajando el trazado. Lo conocía muy bien, es duro también. Pero, la traza era subir por la Costiña y así lo hice.



Poco antes de la cima, la pendiente minora, pudiendo poner desarrollos más duros. Hasta justo el final, que ya sabeis que se empica todavía más, pero no cambié el desarrollo: había una cámara grabando y el orgullo salta enseguida.


Ya en el falso llano, camino a la iglesia, pongo el plato del 32 y a tirar de las piernas. Llego y allí están todos brindando con cava, a los que me sumo al lado de Nacho y Pesca. Despues saludé a otras personas y luego nos despedimos para regresar cada uno a sus respectivas comidas de Año Nuevo.


De regreso, ya que estoy allí, ¿por qué no bajar por del Descenso de Castro de Beiro? Pues sí, las piedrinas debían estar húmedas y resbaladizas, así que baje la tija y fui con cuidado y con seguridad –voy solo y no tengo ganas de gaitas-. Curiosamente he descendido más rápido que otras veces.



SALud



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