domingo, 18 de marzo de 2012

El Camino Frances - Parte II - Castilla y Leon


Segunda parte del relato sobre mi primera travesía, viaje por etapas, encima de una bicicleta de montaña (BTT - MTB), realizada en agosto de 2006 y corresponde a la traza en la Comunidad Autónoma de Castilla y León.



09/08/2006 Etapa 4: Santo Domingo de la Calzada - Burgos.

Nos levantamos no demasiado temprano y nos fuimos a echar una ojeada ala catedral y desde una puerta lateral se ve el gallinero.

En mi caso particular, la visité hace unos años, por lo que no puse mucho empeño en visitar su interior.






La salida de La Calzada se hace por carretera cruzando el río Oja, llamado también Glera, y un poquillo antes de llegar a Grañón tomamos una pista de piedrecillas a nuestra izquierda, siempre en subida que nos lleva a su cementerio y nos introduce directamente al centro del pueblo. Allí nos encontramos con la cruz de los valientes, donde nos detenemos un ratín para descansar y charlar con otros biciperegrinos.


Continuando con el viaje, atravesamos la frontera política con Castilla y León, siendo su primer pueblo Redecilla del Camino. Nos detenemos en su iglesia de la Virgen de la Calle donde contemplamos una de las mejores pilas bautismales del románico del Camino, y según se dice, fue la de Santo Domingo, el de La Calzada.

El siguiente tramo hasta Belorado ya se va notando que nos acercamos a Montes de Oca, con ondulaciones del terreno a ambos lados, si bien nosotros vamos yendo por el valle. Al pasar Belorado atravesamos en rio Tirón para comenzar a subir hacia Villafranca de Montes de Oca. La subida es importante sobre un buen camino terrero soportando los calores de la hora central del día.

Pasado Villafranca, la subida no minora sino que se intensifica. En plena subida, se pasa por la fuente Mojapan, una zona de descanso con mesas de piedra, bajo la sombra de unos árboles. Allí están dos biciperegrinos intentando arreglar una rotura de cadena, y como los veo muy verdes, les echo una mano mientras mis compañeros van llegando y se detienen lo mínimo necesario para tomar resuello, para continuar sin mucho esperar.

Es tarde, sobre las 14:30h y como veo a los peregrinos ya encarrilados con su reparación, les dejo que hay que llegar a comer a San Juan de Ortega.


El camino sigue siendo terrero y muy propicio para formación de mojones y flechas peregrinales.

Ahora tenemos que salvar una depresión provocada por el rio Cerratón con una bajada corta y muy intensa y despues una subida, igualmente corta pero más intensa todavía. En medio un puente de madera formado por tablones clavados medio derruido.








Un poco más de subida con el sol tórrido de Castilla hasta el Alto de la Pedraja para comenzar una bajada de unos cuatro kilómetros hasta San Juan de Ortega. Allí estaba Alfonso esperando para la comida central del día. En la terracilla con unas cervecillas dimos cuenta de los bocadillos tamaño XXL; nos lo merecíamos.


Mientras esperamos a que calentasen los bocatas me pongo a charlar con una biciperegrina un ratín hasta que llega su pareja visiblemente enfadado porque el hijo que los acompañaba había perdido el bidón de agua, algo muy importante con estos calores.

Después de yantar, visitamos el monasterio observando su árbol de Jesé y el capitel de la Anunciación.







Tras la visita y el oportuno descanso, proseguimos nuestro viaje por un tramo fácil y relativamente llano hacia Agés y un poco más allá Atapuerca, donde nos encontramos nuevamente con Alfonso que en su visita la iglesia de San Martín, estaba buscando una patilla de sus gafas en el prado que rodeaba la iglesia.



Nos reunimos con él y le ayudamos en su búsqueda, a la vez que se nos acercaba un lugareño para interesar por cinco individuos que estaban buscando algo y que se sumó para encontrar lo perdido.

Milagrosamente, Jose la encontró mientras charlábamos con el atapuerqueño, ilustrándonos con su opinión sobre los beneficios o quebrantos para el pueblo a tenor del hallazgo de los yacimientos del Homo Antecessor.

Nos acercamos a las taquillas y nos informaron había lista de espera para su visita. Negociamos con el encargado y, al ser peregrinos, nos permitieron visitarlas pero como no había plazas en el autobús, tendríamos que ir en nuestro coche hasta la entrada del yacimiento.

Así lo hicimos y al llegar al Parque en la Sierra de Atapuerca, aunque teníamos billete de entrada, nos confundimos con los visitantes que salían del autobús. Bueno, en realidad no mucho ya que dábamos el "cante" vestidos de ciclistas. Nos entregaron una funda higiénica para poner un casco amarillo para recorrer las simas.

La Sierra de Atapuerca está formada por roca caliza desarrollando un sistema kárstico formado por galerías y conductos subterráneos. Ya en el s.XIX, con la construcción de una trinchera para un ferrocarril minero, y en el s.XX se van encontrando en la Trinchera del Ferrocarril y en las simas que conforman este paraje kárstico importantísimos restos paleontológicos de la evolución de la especie humana.



Nos pasan por la Trinchera del Ferrocarril y nos enseñan y explican lo que han encontrado, el Homo Antecessor en las simas Gran Dolina, la Sima del Elefante. Una reproducción del cráneo del primer Antecessor al que bautizaron como Elvis. La gran concentración de huesos en el fondo de Gran Dolina suponen que la sima era una especie de túmulo funerario echando los restos de muertos de la tribu. Esto significaba que, en primer lugar, vivían en comunidad y que tenían respeto por los muertos. No se sabe si era por creencias del tipo religioso o bien un simple respeto por los compañeros que fallecían.

Hemos tenido suerte, a partir de mañana ya no se podrá visitar las simas desde la Trinchera, solo se podrá hacer desde arriba, la visión que hemos tenido sobre los yacimientos es muy distinta contemplando desde abajo. Acabada la fructífera visita, volvimos a montar en el coche y retornamos al pueblo de Atapuerca.

Nuevamente sobre nuestras monturas, y anocheciendo me dispuse a montar una linterna en la bici. Se me rompió el cable del velocímetro, y raudos, Javier, Jose y yo nos dispusimos a subir el alto de la Cruz de Atapuerca, superando 100 metros de desnivel en dos kilómetros y sobre un camino lleno de raices que dificultaba el ascenso.

Arriba un descansillo mientras echamos una foto a la cruz de madera. Son las 21:11 de la noche y el día ya cunde. La bajada desde el Alto hacia la capital burgalesa se inicia con un descenso también con raices y algo de piedra, siendo peligroso con la oscuridad, para luego entroncar con una carreterilla muy cerca de la urbe.

La entrada de Burgos es bastante fea, haciéndose por su polígono industrial. Además como la ciudad es muy larga, parecía que no llegábamos nunca.

Nos reagrupamos en el centro, si bien teníamos que ir a las afueras, donde teníamos reservado el hotel. Fuimos en bici por una carreterilla, con escaso tráfico pero muy peligroso al carecer de luces excepto las mías y un pilotín rojo en el casco de Antonio. Como era ya muy tarde, cenamos en el mismo hotel, despues de aposentar las bicis, sin cambiarnos.


Distancia: 77km. (281 km)
Tiempo en movimiento: 05:00:56
Velocidad media: 15,0 km/h





10/08/2006 Etapa 5:  Burgos - Carrión de los Condes.


Nos levantamos para visitar la plaza de la catedral de Burgos así como Santa Gadea, donde se supone que el Cid hizo jurar al rey de León que no tuvo parte en la muerte de su hermano el rey Sancho de Castilla.

De Burgos se sale por un paseo al lado del río Arlanzón y Barrio del Pilar para tomar un camino fácil hacia Tardajos con su picota y Rabé de las Calzadas.







A partir de Rabé, el camino sigue siendo terrero y cómodo ya en ascenso progresivo para ganar una cota de unos 100 metros hasta los 930 metros de altitud. Estos cien metros se vuelven a perder en la fuerte pendiente de la cuesta Matamulos, poco antes de Hornillos del Camino. En tan solo 400 metros se pierden 60 metros. Dejarse caer hasta Hornillos que después de esta villa hay que ascender hacia el páramo.

El ascenso se hace progresivamente por la vega del arroyo Hontanillas. En un área de descanso donde hay una fuente me detengo a refrescarme y charlar con unas peregrinas que allí estaban y esperar por los compañeros. Mientras espero, yanto unos frutos secos e intercambio algo de comida con ellas. Los compañeros me saludan sin parar y yo sigo de charleta, hasta que me despido y continuo mi viaje, alcanzándolos pronto.

El camino nos lleva a Hontanas, previo paso por la vega del arroyo San Bol. Tras reagruparnos en  Hontanas y charlar con una vecina donde su estupenda fuente, rodamos por la vega de un arroyo hacia el convento en ruinas de San Antón, reconvertido en un albergue de peregrinos. Nos detenemos un ratín para ver monasterio y descansar un poco. Allí charlamos con una pareja de biciperegrinos, tanto él como ella participaban en carreras de rally. Dejamos las ruinas hacia Castrojeriz, una hermosa villa a los pies de un otero con castillo en su cima.






















En Castrojeriz contemplamos el monasterio de la Virgen del Manzano y continuamos para afrontar la temida cuesta Teso de Mostelares. Otra buena subida que se pasa desde los 770 metros a los 920 metros en poco más de un kilómetro. Su visión desde Castrojeriz es demodelora, más aún cuando otra circunstancia complica el ascenso: la pradera está ardiendo -algún cigarro mal apagado o algo parecido- y el humo sube por su ladera avivado por el viento cubriendo parte del Camino.




Asi iniciamos la cuesta. El firme lo recuerdo bueno por lo que se sube a ritmo tranquilo al principio. Adelanto a un biciperegrino que empuja su bici. Al acercarme a la zona invadida por el humo, imprimo un ritmo mayor pero no todo el que puedo para no necesitar tanto aporte de oxigeno y respirar con menor cadencia. Voy también tapado con un pañuelo humedecido para respirar el menor humo posible.


Allí en medio del humo estaba un peregrino observando el fuego, le indiqué que se diera prisa en salir del lugar. Una vez arriba, con el fuego dejado atrás, el terreno desciende ligeramente dejando el aire completamente libre de humo. Que maravilla respirar profundamente.



Nos acercamos al río Pisuerga, límite natural entre las provincias de Burgos y Palencia, y lo atravesamos por el puente Fítero del Castillo, a su lado está la ermita de San Cristobal. Vamos camino a Ítero de la Vega, villa donde entraremos oficialmente en Tierra de Campos. A partir de aquí hasta prácticamente Hospital de Órbigo y Astorga, rodaremos casi por llano con alguna ondulación pero ninguna reseña importante en cuanto a accidentes fuertes del terreno.

A la salida de Boadilla, enlazamos con el Canal de Castilla, rodando a su vera, hasta llegar a las esclusas que debemos cruzar para entrar en Frómista, donde nos detuvimos a yantar y descansar con siesta en el parque al lado de la iglesia de San Martín, una joya del románico. Espectacular iglesia, merece la pena su visita.




Dejamos Frómista hacia Villalcazar de Sirga, pasando previamente por Villarmentero de Campos.

Tierra de Campos con sus grandes extensiones de tierra con el trigo recién segado. El rastrojo seco y amarillo inunda el paisaje. La traza se compone de caminos anchos con escasas cuestas que salvan las ondulaciones; el firme es de tierra pedregosa que tan bien conozco. Se rueda a velocidad, y después de tantos días encima de la bici, ya se empieza a notar la dureza del sillín.





Llegamos a Carrión de los Condes con casi 90 km. encima y soportado mucho calor. Nos alojamos en una casa de turismo rural a la salida, próxima al monasterio de San Zoilo, en la que disponíamos de lavadora. De esta manera hicimos dos lavados de ropa para todos. Un buen chuletón de buey y a descansar.


Distancia: 88km. (369 km)
Tiempo en movimiento: 04:36:25
Velocidad media: 18,6 km/h




11/08/2006 Etapa 6: Carrión de los Condes - León.

La etapa de hoy será la más larga de las planificadas, si bien no tiene porqué ser la más dura, dado que el terreno es bastante llano, pero la distancia kilométrica con este calor es importante.

Salimos de  la magnífica villa de Carrión, por el monasterio de San Zoilo, yendo por carretera hasta tomar un camino ancho pedregoso hacia Calzadilla de Cueza, después rodamos al lado de la N120. Terradillos de  los Templarios, Moratinos, San Nicolás del Real del Camino..., los kilómetros se suceden de forma rápida. A la una menos cuarto llegamos a Sahagún. Descansamos un poco, tomamos un refrigerio ya que el calor aprieta, además de ver las iglesias mudéjares.























Alfonso nos informa que el coche tiene un problema y tendremos que llevarlo al concesionario para su reparación. Javier, su dueño, queda preocupado para el resto del día, señal de esta preocupación es la inexistencia de fotos en su cámara desde este momento.




Al salir de Sahagún, pasado el río Cea, a la altura de la ermita de San Roque, las indicaciones peregrinales marcan en dos direcciones, de frente para continuar por Bercianos del Camino y el Burgo Ranero, todo el rato por una senda a lado de una carretera hasta Mansilla de las Mulas; o bien a la derecha, para ir por la Vía Trajana, la antigua calzada romana. Nosotros decidimos seguir el antiguo camino, por lo que viramos a la derecha.

La traza por esta alternativa nos lleva desde Calzada del Coto hasta Mansilla de las Mulas, 40 kilómetros por un camino ancho y muy pedregoso en medio de monte bajo, a pleno sol con excesivo calor. Solo una fuente poco antes de llegar Calzadilla de los Hermanillos. Hay que aprovisionarse bien de agua. Rodamos y rodamos, el calor aprieta. Veo unos arboles para descansar y esperar al resto y al llegar compruebo que su escasa sombra está invadida por peregrinos también descansando. Prácticamente no hay lugar para sentarse.

Seguimos rodando y a cinco kilómetros antes de Mansilla adelanto a un peregrino koreano, que me pide desesperadamente agua. Me queda un culín de agua, ya muy caliente, en la botella y se la cedo toda, que yo en dos golpes de pedal llego a Mansilla.

En Mansilla nos reunimos con Antonio que ha ido por carretera, fuimos a una tienda de alimentación y compramos fruta, incluida una gran sandía, de la que dimos cuenta en la plaza del pueblo. Son las cinco de la tarde y llevamos 80 km.

De Mansilla de las Mulas se sale cruzando el río Esla y el trazado hasta León va al  lado de la N601,una carretera muy transitada,  unas veces rodando por el  mismo asfalto de la Nacional y otras por una senda a su vera. Es uno de los tramos más feos de la traza caminera desde que salimos casi 500 km atrás. Llegando a León, se separa un poco de la carretera para ir por carretera de servicio y cruzar la N601 nuevamente en un polígono empresarial con varios carriles, siendo un PUNTO NEGRO del Camino de Santiago. Antes, al pasar por Villarente se cruza el río Porma por un puente con base medieval y con las barandillas de hierro, algo complicadas para la bici.



Justo después del polígono a la entrada de León, pasamos una zona con cardos que se clavaron a las ruedas, y al lado del puente sobre el río Torío, se tuvo un descuido de sacar uno de los pinchos más grandes, perdiendo todo el aire de la rueda. Reparamos y continuamos la entrada en León.

En León, tras alojarnos, habíamos convenido desplazarnos a Valdevimbre, pueblo con numerosas cuevas-bodegas de vino, actualmente restaurantes con comida típica de la zona. Fuimos en el coche, que iba francamente mal, con importante ruido al movernos, a yantar a la Cueva del Cura. Menos mal que teníamos reserva porque eran las fiestas patronales del pueblo, aún así los ánimos no eran buenos por el problema del coche.




Distancia: 101km. (470 km)
Tiempo en movimiento: 06:08:09
Velocidad media: 16,10 km/h



12/08/2006 Etapa 7: León - Rabanal del Camino.

Me levanto más temprano para reparar mi rueda que tambien pierde aire, me reuno con los compañeros, desayunamos y nos separamos, Antonio y yo seguiremos con la traza caminera, mientras que Javier, Alfonso y también Jose, que está cansado de tanto esfuerzo y decide descansar un poco, van a gestionar el arreglo del coche.

Partimos y callejeamos la ciudad, le fui enseñando todo lo que merece la pena ver, la catedral, San Isidoro, Palacio de los Botines, el ayuntamiento,... Delante de San Marcos, tras verlo, decidimos tomar un cafecito. Una llamada de teléfono: son los compañeros, ya han arreglado el coche, un problema con los frenos que se solventó en poco tiempo. Nos salen a San Marcos para continuar.

Si la capital leonesa es una preciosidad de ciudad, su salida es de reconocer que es también una de las más feas del Camino Francés. Se discurre todo el rato por zona urbana enlazando León con Trobajo del Camino, que más que una villa políticamente independiente parece un barrio de la capital. De hecho, el limite municipal creo que lo marca la vía del tren, la terminal de reparaciones, y hay edificaciones de viviendas por todos los lados.


Desde San Marcos la traza sigue por el puente romano peatonal, para seguir la avenida Párroco Pablo Díez, muy transitada, y que va a dar a la carretera N120 con dos carriles por sentido, si bien la avenida no pierde su nombre hasta llegar a La Virgen del Camino. El tráfico es atroz y menos mal que la traza, cuando se enlaza con la N120,  por detrás pasando por el polígono empresarial. Belleza suprema!!!!, pero bueno, dejamos a un lado el tráfico.

Una vez acabado el polígono nos incorporamos a la peligrosidad de la N120 hasta llegar a La Virgen del Camino, donde nos detenemos para contemplar sus modernas estatuas de bronce en la fachada de la iglesia. Dentro se custodia el arca y la cadena que la ataba, encerrando dentro a un cristiano, que según la leyenda vino volando milagrosamente dentro arca  y con el musulmán que lo custodiaba encima de ella. La cadena se rompió y arca, cadena y musulmán fueron a caer en un pueblo de la zona. Otros pueblos de España, comparten la misma leyenda...

En La Virgen del Camino, la traza se desdobla en dos variantes, una por donde la tradición indica, a la vera de la N120 hasta Hospital de Órbigo, a través de Valverde de la Virgen y Villadangos del Páramo, o bien desviarse hacia Fresno del Camino, Chozas de Abajo y Villar de Mazarife para unirse justo antes de Hospital de Órbigo. Esta segunda traza es más solitaria y casi con más senda terrera, es más satisfactoria por estar alejada del peligroso tráfico de la N120, que aunque vayamos muchas veces por un camino a su vera, no está exenta de peligro.

Nosotros, seguimos las indicaciones peregrinales que nos llevan hacia Valverde dela Virgen y Villadangos. Yo tenía prisa por llegar, mientras tenía que esperar por mis compañeros algo cansados despues de tanto viaje, y por la falta de descanso y aclimatación a tantos días de la zona donde la espalda pierde su nombre.

¿Por qué tengo prisa? Y..., ¿a donde quiero llegar? A Hospital de Órbigo, allí en el puente medieval me espera mi familia, de vacaciones en el pueblo que está a tan sólo ocho kilómetros de esa villa. Casi volaba, literalmente, encima de la bici, aunque yo tambien notaba los rigores del sillín.

Llego a Hospital y espero para reagrupamos nuevamente. Atravesamos su largo puente medieval, donde Suero de Quiñones, 572 años atrás, rompió 300 lanzas en justas contra otros caballeros que atravesaban el puente y en honor a su amada. Por eso, este punto se conoce como el Paso Honroso, aunque nosotros lo atravesamos sin justa alguna, ni lancear a nadie.

Ahí están, mi mujer y mis dos hijas con una amiga de ellas, saludando con la mano. Me detengo y me fundo en grandes besos y abrazos. Les presento a los compinches y nos entregan unos donuts y torta caseros recién hecho todo por Antonio, el panadero que nos sirve el pan desde San Román el Antiguo, pueblín a pocos kilómetros del nuestro.



Después de estar de charla amena y de echarnos unas fotos, nos separamos para continuar el viaje, no sin antes despedirme con gran tristeza y emoción.

Allí mismo, en Hospital, comimos los cinco, una vez que las chicas hubieron marchado. Necesitamos descansar, aun había que llegar a Astorga y después subir a Rabanal del Camino.






Tras el descanso y la reposición, retornamos a la faena que va por un camino terrero que va hacia la N120, donde iremos por un camino a su vera. A la altura de Santibañez de Valdeiglesia, la traza se desvía de la N120, yendo que la salir de esta villa va todo el rato por caminos de tierra con piedrilla suelta hasta llegar a un crucero de piedra antes de San Justo de la Vega, desde donde ya se ve Astorga. Descenso corto para incorporarnos nuevamente a la N120, por la que rodamos hasta Astorga, atravesando San Justo.






En Astorga visitamos su Plaza Mayor refrescándonos en una terracilla mientras contemplamos sus soportales y el ayuntamiento con los maragatos sonando a las horas en punto. Tras el refrigerio continuamos para visitar su catedral y el magnífico palacio episcopal, obra de Gaudí.





Dejamos Astorga, con una altitud de 885 metros, sobre las seis y media de la tarde yendo por una carretera secundaria hacia Murias de Rechivaldo, donde nos desviamos por un camino terrero a la izquierda que nos lleva directamente a Santa Catalina de Somoza, ya en plena subida. Se nota que nos acercamos hacia los Montes de León, atravesando la Maragatería.

En Santa Catalina nos detenemos a descansar y charlar con un vecino que nos comenta historias del Camino.

Salimos del pueblo rodando por un camino, igualmente en ascenso, a la vera de la carretera que nos pasa por El Ganso (1.020 metros de altitud), donde vimos su bar Cowboy, adornado, como su nombre indica, con motivos vaqueros. ¿Desentona o da prestigio al Camino? No se, pero famoso es.



Proseguimos cansadetes, y si bien nos queda escasamente siete kilómetros, éstos serán en pleno ascenso y sin saber exactamente como va a ser el firme. Mis compañeros van por carretera, mientras yo sigo por la traza original, que va tambien por un camino al lado de la carretera, camino que va complicando su firme con numerosos tronquillos de retamas que nacen en medio del camino cortadas en su base para facilitar el paso de los peregrinos.


Llegamos sobre las ocho y media a Rabanal del Camino, un precioso pueblo de montaña a 1.155 metros de altitud, con varios albergues y un monasterio chiquitín. Limpiamos las bicis de toda la tierra leonesa con unos manguerazos y un buen lubricado posterior.




















Mientras los compañeros terminan con la limpieza de sus bicicletas, me quedo charlando con unos vecinos que se muestran muy amigables al indicar que estoy casado no muy lejos de allí. Están con una dulzaina popular, y me tocan una cancioncilla.



Terminamos la charla y nos fuimos a asear y cenar para después visitar el pueblín y asistir a la misa del peregrino. Curiosa misa en canto gregoriano, que dejaba la fibra a flor de piel celebrada en una iglesia chiquitina, casi derruida y ennegrecida por algún incendio, a lado del monasterio. Cantada por varios mojes con hábitos negros y de aspecto anglo-sajón o germano. Fue tan emotiva y mística que en la oración al peregrino, me saltaron las lágrimas, y mientras me las enjugaba, de reojo vi que la mayoría de los que allí estábamos nos era casi imposible reprimir las lágrimas.


Tras la ceremonia, fuimos a charlar con unos de los monjes que resultó ser de mi barrio de Vigo y fue el que nos explicó que eran monjes benedictinos pertenecientes a una orden germana situada en Baviera. Enviaba monjes de refuerzo desde Alemania para ayudar a los peregrinos dada la mayor afluencia estival.



La Iglesia parroquial de la Asunción, de origen templario cuenta con un curioso reloj de finales del s. XIX, donado por el relojero Antonio Canseco, hijo ilustre de Rabanal.




Distancia: 74km. (544 km)
Tiempo en movimiento: 05:44:20
Velocidad media: 12,8 km/h




13/08/2006 Etapa 8: Rabanal del Camino - Trabadelo.

Nos levantamos bien temprano para evitar coincidir con el Rally de la Maragatería, que hoy justo circularía por la carreteras del camino de Santiago. Javier echó unas fotografías al pueblo amaneciendo y unas estupendas instantáneas a la torre del reloj de la iglesia de la Asunción, antes de desayunar y partir hacia La Cruz de Ferro, considerado como el punto más alto del camino francés.

La traza sigue por un camino terrero con algo de piedrecillas que cruza la carretera de Fondebadón un par de veces para ascender de forma importante por el camino va casi paralelo a la carretera por su lado norte, dejando la carreterilla todo el rato por nuestra izquierda. Cruzar la carretera se torna difícil y peligroso: ya se escuchan los coches de rally bajar a toda velocidad, o más bien son los aficionados que emocionados emulan al volante a sus ídolos.







Una vez cruzada la carretera, la seguridad vuelve al Camino de Santiago. La pendiente por momentos se intensifica con un firme más agreste para llegar a Foncebadón, pueblo antiguamente abandonado, en el que hoy hay un albergue de peregrinos.

Nos hacemos unas fotos en su crucero de madera y proseguimos subiendo hasta la Cruz de Ferro, dos kilómetros más allá.








Un último esfuerzo y ya vislumbramos la emblemática cruz. Un enorme mástil del madera apoyado en un montículo de piedras y en lo alto, sujeta con abrazadera metálica, descansa una pequeña cruz de hierro, muy parecida a las cruces asturianas.









Lugar emblemático a 1.505 metros de altitud, donde millones de peregrinos a través de la historia han ido dejado una piedra que normalmente se portea desde el inicio de su camino, con un deseo y una petición. Por mi parte, llevo dos cantos del río Órbigo pintados por mis niñas, cuando eran bien pequeñas que no deposité en aquel lugar. No me pareció buena idea dejarlas allí, considerando que aun me quedaba un tramo bien difícil, quería llevarlas aun conmigo, simbolizando la compañía que mi familia me hacía a través de esas dos piedras. Además ya encontraría el lugar idóneo para dejarlas.





Como mencioné, se considera el punto más alto del Camino, dando también mayor simbolismo a la Cruz, si bien realmente la cota más alta del Camino no es en este punto, sino cinco kilómetros más allá en el pico Cerezales, después de Manjarín.

Una vez descansado y de hacer fotos varias al lugar y a su ermita, comprobando que muchos peregrinos dejaban allí una prenda de ropa vieja atada al mástil y la piedra con todo su simbolismo, continuamos bajando por un camino a la derecha de la carretera que baja hacia Molinaseca.

La distancia a recorrer desde la Cruz hasta Molinaseca supone 17 kilómetros y descenderemos hasta los 585 metros de altitud en los ultimos 11 kilómetros.  El firme es más complicado con piedra firme en el suelo. Llegamos a Manjarín, donde está Tomás, "el último templario", ataviado a la usanza templaria, regenta un albergue acorde a su título. Curioso, muy curioso.

Ascendemos hacia Cerezales, el punto más alto, ya para descender la prodigiosa bajada hacia El Acebo y Molinaseca. Hay tramos duros tipo trialera con piedra grande, pero ciclable con pericia, aunque si llevásemos alforjas..., no se, sería muy complicado.

Tremendo el descenso a El Acebo, donde nos detenemos para descansar un poco y reponer fuerzas a base de un buen bocata.









Para salir se cruza todo el pueblo por una calle enlosada, mientras contemplamos la típica arquitectura de montaña. Al final de pueblo, nos encontramos con un monumento a un ciclista fallecido, a la izquierda del Camino. Se trata de una gran roca sobre la que descansa una bicicleta de metal.






Se sigue por la carretera dos kilómetros, para desviarnos a la izquierda para llegar a Riego de Ambrós. Ya se vislumbra el valle de Ponferrada con su térmica echando humo.

A continuación empieza el tramo más complicado pero ciclable.  La bajada cruza nuevamente la carretera para continuar por un tramo divertido y técnico con trialeras importantes para el Camino, donde a veces hay que poner el pie. No me quiero imaginar ir con alforjas.










A la entrada de Molinaseca nos incorporamos nuevamente a la carretera para cruzar por su puente románico medieval el río Meruelo. Muchos peregrinos están descansando y refrescándose en su playa fluvial. Nosotros nos encontramos con Alfonso y Antonio, que había bajado por carretera, y también descansamos un poco.




Tras descansar y reponer fuerzas, a las doce y media aproximadamente regresamos a la faena para llegar a Ponferrada. Aquí entramos y visitamos a conciencia su castillo templario.





El camino desde Ponferrada es muy llano, rodando deprisa. La traza sigue hacia Camponaraya dando un rodeo antes por Columbrianos todo por carreterillas y en medio de urbanizaciones.

De Camponaraya salimos por carretera y debajo de la autovia tomamos un camino que nos lleva a Cacabelos, donde buscamos un lugar para comer. Y que mejor que el Prada a Tope para comer productos típicos del Bierzo. Bien comidos y descansados, nos fuimos por carretera en ascenso dirección a Villafranca de Bierzo. Tres kilómetros antes se toma un camino en subida para dejarnos caer a Villafranca por delante de la iglesia de Santiago, que en su fachada principal tiene la puerta del Perdón, donde antiguamente los peregrinos enfermos que no podían seguir hacia Santiago, ganaban el jubileo y el perdón.Visitamos la iglesia y la preciosa villa con su castillo, tomando buenas fotos.

En Villafranca la traza puede seguir dos variantes, una hacia la montaña por el Cerro del Real y despues baja hacia Trabadelo, y la otra por una senda más fácil por la vega del río Valcarce, al lado de la Nacional VI, pasando por Pereje. Nosotros seguimos por esta última rodando deprisa que se hace de noche.

Una vez en Trabadelo, nos alojamos en uno de los pocos hostales del pueblo siendo de peor calidad a lo que venimos acostumbrados. Arrancamos el coche para dirigirnos a cenar a la estación de servicio de Portela de Valcarce ya que tampoco había restaurantes en Trabadelo.

Cenando, comentamos la jornada del día siguiente y la dureza que nos esperaba con la etapa reina. Se nota que la intranquilidad y los nervios están a flor de piel por la subida al Cebreiro de mañana. La camarera nos recomienda subir por carretera por la extrema dureza. Con este comentario nos fuimos a descansar al hostal: La subida a O Cebreiro nos había generado una expectativa demasiado dura. Veremos qué pasa mañana.


Distancia: 68km. (612 km)
Tiempo en movimiento: 05:00:53
Velocidad media: 13,30 km/h





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