martes, 30 de marzo de 2010

Laxe - Ourense

Por la noche me despierto varias veces por el enorme ruido de la lluvia sobre el tejado del Albergue. Me tengo que poner los tapones para poder dormir con garantías de descanso.

Diana a las 7:30 con los otros peregrinos, me levanto despacio, preparo todo y voy a desayunar productos de la máquina de vending (bollo de chocolate, cafe, valencianas y chocolate líquido). Pura energía para encarar el Alto de Santo Domingo a más de 700 metros. Sigue lloviendo.


Despues de despedirme de los peregrinos, salgo el ultimo y hago unas fotos del albergue. Para de llover milagrosamente e inicio yendo por el camino original, preciosos caminos rurales tiene nuestra tierra, llenos de árboles autóctonos llenos de vida. El firme es limpio y algo rodador, para lo que llovió por la noche.

Vamos subiendo progresivamente para volver a bajar hacia la estación de Lalín en Botos. Una vez allí volvemos a subir de forma fuerte, pero no será la definitiva, ya que se baja nuevamente por un camino rural empedrado y bastante embarrado, que acaba cruzando un puente sobre el rio Asneiro. Durante este tiempo me voy cruzando con más peregrinos caminantes.




Al pasar el Asneiro ya viene la subida final, estamos a 485 metros de altitud. La primera parte hay que esforzarse, en 500 metros nos situamos a los 650 metros. Más peregrinos caminantes, ésta vez extranjeros, alucinan con mi esfuerzo y yo dandolo todo, dejando el pabellón español y gallego por lo alto. No puse el pie a tierra en ningún momento.



Después del pueblo de Puxallos, la pendiente minora pero el suelo es muy blando con el esfuerzo que supone. Sigo cruzándome con muchos peregrinos en grupos numerosos. Menos mal que la carretera ya viene luego y me permite un momento de relax. Paso al lado del cartel del Alto de Santo Domingo, pero aun no hay que cantar victoria que aun queda el de San Martiño, después de Dozón.

La traza sigue por carretera un cacho hasta un pelín antes del alto de San Martiño, pasando antes por el nucleo donde se situa el Ayuntamiento de Dozón, O Castro. Allí reposto en el Bar Cantón, para recuperar un poco de fuerzas. Charlo con la dueña y un vecino madrileño que se vino a vivir su jubilación en este pueblo. Despues de tan grata conversación decido continuar que ya me queda muy poco. En principio, mi idea es comer en Cea para luego seguir hasta casa. Para llegar cuanto antes a Cea, decido ir por carretera.

Comienzo a subir nuevamente por la traza peregrinal para coronar el Alto de San Martiño a 810 metros de altitud. Normalmente, la traza viene del Monasterio de Oseira, incorporándose por la derecha según se va a Santiago. Como los caminos de ese tramo están muy embarrados, y la bajada desde el Monasterio hacia Cea es muy complicada por una calzada medieval empedrada y resbaladiza, así que decido no ir por Oseira.

Realmente el Camino de Santiago desde Cea sube hacia Dozón por O Reino, como traza oficial y más directa hacia el Santo. Esta traza es muy "comida" por el asfalto, con alguna salvedad. Y desde hace años, la traza normalmente se realiza por la variante de Oseira, desviándose en Cea para ir poder visitar el increíble monasterio, considerado como el Escorial gallego.


Explicaciones aparte, sigo y se comienza a bajar de manera fuerte y tenemos que hacer un desvio para salvar el rio Asneiros (distinto del Asneiro). Poco antes de O Reino veo un camino a mi derecha todo anegado, que es parte de la traza oficial, un poco más abajo, en el mismo Reino, veo la indicación precisamente para ir por él a Santiago. Un poco más abajo llego a un llano, justo antes de As Lagoas, donde echo en falta una arboleda a mi derecha y que sobra unas obras de movimiento de tierras para un futuro parque empresarial. Aunque a veces la naturaleza está reñida con el progreso y el empleo. Bien hecho está, aunque nos de pena.






Despues de la siguiente curva ya se ve San Cristobo de Cea, al cual accedo por la carreterilla que pasa por su cementerio, del cual dejo constancia fotográfica, al ser muy curioso. Son las 13:05 y llamo a casa para invitarles a comer en Tamallancos, pero mi mujer rehúsa indicando que tiene una empanada gallega para chuparse los dedos. "Espérame a comer" respondo inmediatamente ante tamaña oferta.

Voy hacia el centro del pueblo, retrato la torre de reloj y cuando quiero ir al albergue a sellar, me doy cuenta que me falta una bolsa estanca con la cartera con documentación y tarjetas, el smartphone con el que hago las crónicas, una linterna y otros efectos. Incluso a veces llevo la cámara de fotos y el teléfono principal cuando llueve en demasía.

Recapacita, Ignacio. La ultima vez la vi y la tuve en la mano, fue en el bar en Dozón. Despues no me doy cuenta de amarrarla nuevamente a la bici, seguro??? Creo que si. Bueno tal vez. Si, seguro que si. Llamo a casa para busquen el teléfono del bar e indicar los sucedido y comprobar que allí estaba.

Desde Cea voy en busca de la traza que conozco perfectamente de mis correrías domingueras por estos lugares. Una buena bajada para dar luego a un buen barrizal y agua estancada. Yo pensaba que esta parte estaría saneada, por lo del Año Santo, peor no es así. Lo pasé canutas, dejando la bici toda engorrinada y maloliente.

Una vez salido de esa pestilencia, voy por carretera desde Viduedo hasta Tamallancos ya que ese tramo intermedio baja por una trialera muy complicada, siempre con agua, o sea no se como estará ahora, será un rio. Trialera que ya más de alguna vez me dio algún susto, y no quiero que hoy sea uno más y me lesione. Luego baja al rio Barbantiño y vuelve a subir hacia Tamallancos por un camino correoso con agua.





Al pasar Tamallancos, se sigue por la derecha, al lado del parque empresarial, si se le puede llamar así a tan sólo 3 naves. En subida correosa con el firme de arena muy blanda, a veces con mucho barro. Una vez salido de este tramo se llanea hasta llegar a Sartédigos donde empezamos a bajar hacia Cudeiro en fuerte bajada. Ésta vez será la primera que suelte toda la amortiguación para bajar por una calzada medieval empedrada para hacer un descenso como siempre lo hago, pero esta vez con alforjas (y resistieron bien, prueba de fuego).

Una vez ya en la capital provincial, me dirijo a una gasolinera que está a lado de la traza, en el barrio del 21, a pasarle un agüita a la bici, pero sólo con una regadera. Llego al barrio del Puente y cruzo el Romano, foto y sigo hacia la catedral. Voy por la calle del Paseo y luego por Lamas Carbajal para llegar a la Plaza Mayor. Fotos y salgo por la calle Arcediagos, donde a media altura me detengo delante de la fachada principal de la catedral de Ourense, la de la escalinata.





















Allí en lo alto está el Rey David, sabio y músico, con la lira en su mano, antepasado en linea directa de Jesuscristo. Con cara tranquila contempla la escalinata que conduce a las puertas de la catedral, donde se encuentra el Pórtico del Paraíso, réplica simplificada y más bonita que el Pórtico de la Gloria de Santiago, en piedra policromada.










Camino Mozárabe. El Rey David en la fachada de la catedral de Ourense



Unas fotos y después un recuerdo íntimo y privado durante un momento y una dedicatoria en voz alta. Y algo que aún no he dicho, el padre de mi padre, también se llamaba David. Una llamada a un amigo que el año pasado realizó tambien el Primitivo con unas connotaciones similares a las mías.

Apago los elementos electrónicos, cámara, GPS, cuentakilómetros,... El Viaje ha terminado en este punto exacto, bajo la mirada de David. Atrás queda sufrimiento, sudor, gastroenteritis, mojaduras, fiebre, y sólo quedan los buenos recuerdos y los paisajes de estos 661 km. por parte de tres Comunidades Autónomas y cuatro Caminos de Santiago.


Ahora me dirijo despacio a mi casa, voy rodando tranquilamente con otro semblante y cara de satisfacción, disfrutando de cada losa de la calle Santo Domingo, luego de los adoquines de Bedoya, Camino Caneiro y casi estoy en casa. Calles por las que normalmente circulo en bici cuando regreso de las andanzas domingueras. Llego al portal, llamo y me bajan las llaves para guardar la bici. Enciendo la cámara de fotos para las dos últimas fotos de esta Travesía.

















Una vez arriba, besos y abrazos y la jefa me ordena ir directamente a la ducha. Después, un buen plato de lentejas y dos buenos trozos de empanada gallega, y efectivamente está de rechupete.

Dar las gracias a mi familia por permitir una vez más me dejasen hacer una aventura, a los amigos que me han llamado para interesarse por mi aventura y estado de salud, a los amigos y conocidos que han posteado o enviado sms, y a todas aquellas personas que, desde el anonimato, me han seguido y disfrutado con mis andanzas.

Distancia: 57,07 km.
Tiempo: 4:45:59
Velocidad media: 12,10 km/h
Ascensión acumulada: 978 m.


SALud desde Ourense y hasta la próxima Travesía.

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