viernes, 26 de marzo de 2010

Pola de Allande - Castro

Me despierto sobre las 6:15 con el ruido del diluvio que cae fuera. Pensando en el dicho asterixiano "el cielo se cae encima de nuestras cabezas" me acomodo un poco más, bajo las mantas que no son horas y "no hay necesidad" de hacer el tonto. El Alto del Palo (1147 m.) seguirá un ratín más donde está.

Ya a las 8:30 me levanto y compruebo que no llueve, me aseo, monto toda la película y bajo a desayunar tranquilamente. Nuevamente te con limón, pan fresco con mermelada y a mayores un acuarius.


Salgo dispuesto a llegar a Castro por carretera todo en vista de lo que había caído por la noche. Inicio en una altitud de 535 metros y al poco veo una gasolinera y le echo un agüita a la transmisión y limpiar las arenas y barro, que cruje como un gocho en matanza. El gasolinero sentencia: 12 km hasta el Puerto.

Sigo y veo unas montañas muy altas orientadas a las 11 parcialmente nevadas. ¿no...? Sí. Me temo que si. Pues si que está muy alto, si. Además ese ruido infernal que se oye es del ligero viento que llevo de cara al chochar contra unas torretas de alta tensión un poco más arriba. Pues si que debe hacer la pera de viento allá arriba, si. Bueno...



Subida hacia el Puerto del Palo


Voy subiendo una zigzagueante carretera remontando el río Nilsón ya con un aire desatado a capricho de Eolo. Muy racheado, con cada metro de altitud que ganaba la cosa se ponía peor, y eso que me abriga la propia montaña. Empieza a llover, menos mal, hacía dos días que no rodaba con lluvia. Y que es ésto? "folerpiñas", en castellano "copos de nieve", vaya con el día!!! Viento, lluvia, nevada. Menos mal que, por lo menos, parece que no va a cuajar.

Sigo subiendo pausadamente contra los elementos en plato del medio sin forzar, aún queda mucho. Al alcanzar los 700 de altitud, veo en frente el Picu La Casilla, de la senda de Hospitales, que en su último tramo hace un cresteo demoledor con este viento soportado lateralmente. También lo veo muy alto, más que el Palo.

El viento se hace más fuerte y sonoro y sobre todo muy racheado y sigo en plato mediano, que no se diga. Llevamos todo el rato dirección noroeste, sí, noroeste. Debe ser la mejor salida de Pola para ir al suroeste, cosas de la orografia, que en estas tierras tiene una verticalidad muy curiosa. El paisaje también, pero con lluvia no levantas tanto la vista de la rueda.



A los 840 metros el Nilsón viene haciendo un giro de 90 grados salvando la terrible falda de La Casilla, así nosotros cambiamos de dirección a suroeste. Vaya! Ahora sí, vamos en buen sentido.

A los 950 metros la carretera tiene que salvar un gran desnivel yendo al nordeste y regresar al sudeste. Con ese cambio algo me ayuda él viento, pero poco porque al ser racheado, se le dió por no soplar demasiado cuando lo tenía a favor y un poco más cuando lo tenía en contra. Y yo en plato mediano.







Fuente Les Muyeres, 1100 metros de altitud y a escasos 400 metros de coronar. El viento es tan impresionante que me bandeada a los lados, casi me tira un par de veces contra en quitamiedos. JOER!!! Firmeza al manillar y mucho cuidado.

Corono por fin El Palo y foto al cartel. Lugar inhóspito en el que no me quiero quedar ni un minuto más de la cuenta, y menos con esta climatología.





Me asomo al camino con rueda y todo. Me lo pienso, pero una trialera de coh... con esa pendiente y este viento... Que no se diga que lo intenté. Regresé al asfalto y a bajar tranquilo, si bien, el camino cruza la carretera un poco más abajo. Me detuve en el cruce peregrinal y me volví a asomar al nuevo tramo. De repente la bici bajó sola senda abajo. Yo no quería, fue ella. Que quede esta acusación como alegato de mi defensa.

Así bajamos los dos por un singletrack divertido hasta Montefurado y cuando la traza se convierte en camino con hierba y barro mezclado con heces ganaderas y más lluvia, decido volver al asfalto para afrontar los proximos kilómetros en subida hacia La Mesa.

Paro en Lago a tomar te y un acuarius. No tienen nada sólido que sea sano para mi estado. Prosigo y voy viendo por donde cruza el Camino para ir por él. Nada, imposible, una senda de barro. Decididamente voy a Grandas de Salime por carretera. Tenía muchas ilusiones en ese trazado, pero cuando no pueder ser, no puede ser.

Deja de llover. Algo es algo. Hala! Allá va el Tejo centenario, me lo pasé de largo por ir de asfalto. El cielo empieza a clarear, en las montañas de allá sale el sol. Estupendo.

Llego a El Campón, vaya, por ahí se va a La Mesa, menudo subidón, y luego otro peor. Yo a lo mío y a ir tranquilito.

Una vez pasado el pueblo hay una carreterilla que sube dando una vueltita y se une al Camino más arriba. La bici sigue por ahí. Quieta!!! le digo y no me escucha. Está aburricada, pero mira que está turriona hoy!!!!. Así subimos una petadilla impresionante en platillo y a los 600 metros cuando ya era mucho mas suave, y a punto de enlazar con la traza peregrinal, el cielo se ennegreció y nos cayó literalmente en nuestras cabezas. Vaya granizada!!!

No te lo dije? Qué esperabas, con este día? Me harás caso a partir de ahora? Le dije a mi compañera. Sin decir nada, dió la vuelta y regresa conmigo encima hasta el punto donde nos desviamos de la carretera, bajamos muy despacio a causa del dolor por los impactos del granizo en la cara. El resto del dia no articuló palabra alguna más.

El granizo se torna en lluvia mientras descendemos hacia el embalse de Salime. Me llama mi atención la verticalidad de las montañas. Aquí podrían practicar Bikeparapenting, andar en bici por un sendero y al llegar al collado dejarse caer buscando otro sendero, volando de sendero en sendero.

...

------- Nota: la crónica se cortó por algún signo en el mensaje, dándome cuenta al insertar las fotos. Ahora incluyo la parte que no se publicó. -------

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Después de un buen rato de bajar con sumo cuidado, que no quiero ser yo quién ponga de moda el Bikeparapenting, llego a la intersección con el camino que baja de la montaña. Qué buena pinta, JOER!!!


Sigo, cruzo la presa (250 m. de altitud) y todo para arriba en plato mediano. A ritmín por unos buenos rampones. Recibo varias llamadas pero la cobertura es muy deficiente por no decir nula. Lo siento. Desde este lado del pantano la verticalidad es soberana recordandome a los Cañones del Sil o a los Arribes del Duero. Por cierto, ahora que veo la otra orilla, ¿cómo puede bajar por ese lado el Camino? Vaya locura. En fin...

Tambien se ve o intuye el embarcadero donde debería de pasar una supuesta barca de una orilla a otra. Pero la bajada por camino, en esa verticalidad me parece también soberana y casi imposible. Desde hace varios kilómetros no disparo muchas fotos por la continua lluvia, pero en aquí si que me decido a dispararlas.















El embarcadero está detrás del promontorio de la izquierda. La lluvia sale reflejada con esas linea verticales blancas



Después de la exigente subida de seis kilómetros llegamos Grandas de Salime en torno a las 15:30. Sello y voy a yantar en A Reigada por recomendación del bueno de Miguel Angel, digo bueno porque también se encargó de reservarme hospedaje en Castro, como ya hiciera en mi Camino del Cid. El teléfono me lo había facilitado ayer Juan -Mambru-, que no tardó ni 20 minutos en conseguirlo; ese y otros dos más de respaldo por si no tuviere plazas. Gracias a los dos.

Una vez acabado y con el buche lleno me dirijo al Museo Etnográfico para una visita semi-guiada. Impresionante. He recordado utensilios que usaba mi abuelo como mecánico de camiones y que yo veía de pequeño, así como aperos de labranza que vi usar a mi tío en Lalin, o verlos en fotos de mi padre usandolos cuando era joven y echaba una mano en casa por vacaciones.




















Es digno de visitar. Dejarse perder en el pasado dos o tres horas. La mía fue rápida, en torno a una hora, estaba aterido de frio, además de seguir lloviendo durante la visita; así que rapidamente me fui a Castro al encuentro de una ducha bien calentita. Alternando entre camino y carretera llegué en un suspiro.

Llegué lloviendo, para no variar, al Hotel Chao Samartín, un hotel rural muy confortable y acogedor, regentado por Begoña y Ricardo, muy amables y simpáticos con los que tuve una conversación animada. Ricardo me comentó que no cree que el embarcadero se usase nunca para los peregrino. Estaba para pasar los coches de una antigua carretera que quedó sumergida por la presa. Para pasar hay un teléfono donde llamar y te informan de la hora de transito.

Además, al estar cerrado el Albergue y ser peregrino, me proporcionaron la cena y el desayuno de mañana, servicio que normalmente no ofrecen. Esto es atención también. Siempre es grato encontrar personas así. Altamente recomendable.



SALud desde Castro

5 comentarios:

Unknown dijo...

Bueno, esto ya es otra cosa.
¡Una crónica extensa y con humor!
¡Ya casi estamos al 100%!
En Castro también nos quedamos nosotros y cenamos Fabes con almejas..¿crees que te habrían ayudado?.
Ánimo y llega a un acuerdo con tu bici....
Un abrazo.

P.D.: ¿Te queda algún fenómeno meterológico más?

Eligio Domarco dijo...

Uf! casi quedé agotado de subir (virtualmente) a El Palo y encima después me viene La Mesa... Un grano de granizo lo guardé hasta que se me derritió con el calor de la calefacción.
Cuida bien a la burra, que aunque algo mula (terca), al final es obediente.
Un abrazo y 'palante'.

alfio dijo...

¡Muy bien!
Se te vé con otro ánimo, mucho más positivo y alegre. Eso es que estás recuperándote, si es que no lo estás ya.
Sigue "asín otro poquín".
Estamos en modo alerta a tus relatos.
¡Ánimo!

Anónimo dijo...

Leyendo tus relatos, llego rendida a la meta, como si hiciese yo misma el trayecto.Ante las inclemencias del tiempo te creces, eres un campeón.

Saludos, Rosa Mª

Luciano dijo...

Ay, ay, ay... menos mal que aún os queda algo de sensatez.

Una alegría verte así de animado y con buena recuperación física.

Un abrazo campeón.